Global issues

Press Release

Asamblea Mundial de la Salud: ONUSIDA insta a los líderes mundiales a abordar las desigualdades y respetar los derechos humanos para acabar con las pandemias emergentes

GINEBRA, 24 de mayo de 2022. En la septuagésima quinta Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en Ginebra (Suiza), ONUSIDA ha instado a los líderes mundiales a abordar las desigualdades a nivel mundial que alimentan pandemias como la del VIH o la COVID-19.  ONUSIDA destacó que el respeto hacia los derechos humanos de todos es esencial para conseguir una buena salud en todo el planeta.

En el discurso que pronunció hoy ante la Asamblea Mundial de la Salud la Directora Ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, instó a los líderes mundiales a establecer como prioridad urgente la inversión necesaria para acabar con la pandemia de sida, así como para preparar el mundo mejor para pandemias futuras y garantizar la seguridad sanitaria de toda la población.

«Es preocupante lo poco preparado que sigue estando el mundo para frenar las pandemias actuales o prevenir las futuras porque no disponemos de planes eficaces para garantizar el acceso a las tecnologías de la salud ni para otorgar financiación a organizaciones de respuesta a las pandemias lideradas por la comunidad», señaló Byanyima. «Podemos combatir las pandemias y proteger la salud de todos si somos atrevidos y afrontamos las desigualdades; si ponemos los derechos humanos en el centro de nuestra respuesta».

El discurso de Byanyima trató las tres áreas centrales de la preparación para pandemias: el acceso, la financiación y las comunidades.

Comunidades. Para combatir las pandemias y proteger la salud de todas las personas, necesitamos organizaciones lideradas por la comunidad que dispongan de financiación suficiente para proporcionar servicios, divulgación e información fiable como parte esencial de la respuesta de la salud pública. Las comunidades, que conocen mejor la situación sobre el terreno y tienen relaciones fundamentales de confianza, deben disponer de los recursos y el espacio necesarios para trabajar.

Acceso. Para poner fin a la epidemia de sida, vencer a la COVID-19 y frenar las pandemias del futuro, es fundamental que todo el mundo tenga acceso a las tecnologías de la salud que salvan vidas y pueden combatir las pandemias. Necesitamos sustituir las normas de propiedad intelectual actuales, que restringen el acceso a medicamentos que salvan vidas para las personas del hemisferio sur, por otras que obliguen a compartir las tecnologías. Esto garantizaría el acceso a las vacunas y a los tratamientos para la COVID-19 y a nuevos medicamentos emergentes de acción prolongada para la prevención y tratamiento del VIH, así como a medicinas necesarias para prevenir otras pandemias.

Financiación. Nuestra seguridad sanitaria colectiva y la eficacia de las respuestas mundiales a las pandemias requieren que les proporcionemos una financiación adecuada. Esto incluye proporcionar financiación íntegra al Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. Supone, además, que los países de renta media y baja puedan aumentar su inversión en salud a través de la movilización progresiva de recursos domésticos y de la solidaridad internacional, en lugar de verse perjudicados por la deuda pública o marginados en la asignación de derechos especiales de giro en el Fondo Monetario Internacional.

Durante la Asamblea Mundial de la Salud, ONUSIDA celebró el progreso que se ha logrado en el desarrollo de un nuevo instrumento de preparación y respuesta a las pandemias y señaló que esta debería incluir los siguientes elementos fundamentales:

  • Situar los derechos humanos en el núcleo de la respuesta a las pandemias.
  • Poner a las comunidades en el centro, incluida su participación en la arquitectura de la preparación y respuesta a las pandemias a escala nacional, regional y mundial.
  • Garantizar el acceso a las tecnologías de la salud y a contramedidas sanitarias como bienes de salud pública, de modo que se garantice el acceso equitativo para aquellos que lo necesitan.
  • Construir sistemas de datos basados en la población que sean capaces de poner en relieve las desigualdades.
  • Apoyar al personal sanitario, incluidos los trabajadores comunitarios de la salud que trabajan en la primera línea de las pandemias.

ONUSIDA también felicitó afectuosamente a Tedros Adhanom Ghebreyesus por su reconfirmación como Director General de la Organización Mundial de la Salud durante la Asamblea Mundial de la Salud. “¡Felicidades Tedros, hermano mío! Tenemos muchas ganas de seguir trabajando juntos para garantizar la salud de todos”, dijo Byanyima.

Video

Documents

Vencer a las pandemias priorizando a las personas — Informe del Día mundial de la lucha contra el sida

26 de noviembre de 2020

Cinco años después de un compromiso mundial para acelerar la respuesta al VIH y poner fin a la epidemia de sida para 2030, el mundo no va por buen camino. Muy pocos países han cumplido la promesa de aprovechar el impulso generado en la primera década del siglo XXI para anticipar las inversiones y acelerar la prestación de servicios relacionados con el VIH. Los importantes avances en las regiones más afectadas del África subsahariana y el Caribe se han visto contrarrestados por las crecientes epidemias en América Latina, Europa Oriental y Asia Central, y el Oriente Medio y África del Norte. Combinados, estos éxitos y fracasos dan como resultado un progreso global demasiado lento. Se han incumplido los hitos acordados para 2020. Casi 700 000 muertes por causas relacionadas con el sida y 1,7 millones de nuevas infecciones por el VIH en 2019 son inaceptables cuando las opciones terapéuticas y preventivas eficaces son asequibles y están fácilmente disponibles. Leer nota de prensa

Press Release

ONUSIDA llama a todos los países a emprender una acción mundial y propone nuevos grandes desafíos en materia del VIH para el año 2025

Mientras la COVID-19 sigue obstaculizando los avances en la respuesta al sida y ha hecho que no se estén pudiendo alcanzar los objetivos para 2020, ONUSIDA insta con más fuerza que nunca a todos los dirigentes políticos, para que aprendan de las lecciones del pasado y tengan presente lo que sucede cuando no se invierte lo suficiente en salud. Asimismo, hace un llamamiento generalizado para que cada país dé un paso al frente en su acción mundial, pues solo así se logrará erradicar el sida y vencer otras pandemias.

GINEBRA, 26 de noviembre de 2020 - En su nuevo informe, Vencer a las pandemias priorizando a las personas, ONUSIDA pide a los países que inviertan mucho más en las respuestas mundiales a las pandemias y que adopten un nuevo conjunto de objetivos para el VIH audaces y ambiciosos, pero alcanzables. Si logramos hacer realidad dichos objetivos, el mundo volverá de nuevo a la senda de lo programado para poner fin al sida como amenaza para la salud pública para 2030.

La respuesta mundial al sida ya se había ralentizado antes del brote de la COVID-19. Sin embargo, la rapidísima expansión de la enfermedad del nuevo coronavirus ha supuesto aún más reveses. El modelaje del impacto a largo plazo que la pandemia tendrá en la respuesta al VIH nos muestra que las nuevas infecciones por el VIH se calcula que podrían pasar de 123 000 a 293 000 de 2020 a 2022. Asimismo, para este mismo periodo, las estimaciones apuntan a que las muertes relacionadas con el sida podrían crecer de 69 000 a 148 000.

«Estamos pagando ahora un precio altísimo por el error colectivo que hemos cometido de no invertir lo suficiente en respuestas para el VIH integrales, basadas en los derechos humanos y centradas en las personas», advierte Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «El implementar únicamente aquellos programas que resultan más agradables desde el punto de vista político no nos ayudará, ni de lejos, a acabar con la COVID-19 ni a erradicar el sida. Para que la respuesta mundial vuelva a funcionar, es absolutamente imprescindible que pongamos a las personas en el centro y que abordemos las desigualdades que alimentan las epidemias».

Nuevos objetivos para reactivar la respuesta

Aunque algunos países del África subsahariana, como Botswana y Eswatini, lo han hecho considerablemente bien y han alcanzado, e incluso superado, los objetivos fijados para 2020, son muchos más los países que están quedando atrás. Aquellos que mejor lo han hecho han abierto el camino para todos los demás. ONUSIDA lleva un tiempo trabajando con sus socios para extraer todas las lecciones aprendidas y convertirlas en una serie de objetivos de cara a 2025 en los que las personas ocupen siempre un papel central.

Los objetivos pretenden lograr una gran cobertura tanto de los servicios de salud sexual y reproductiva, como de todos aquellos relacionados con el VIH. Además, se persigue acabar con las leyes y las políticas punitivas, y reducir el estigma y la discriminación. En todos los nuevos objetivos las personas están en el centro, sobre todo aquellas más en riesgo y marginadas, como las mujeres jóvenes y las niñas, las adolescentes, los trabajadores sexuales, las personas transgénero, los consumidores de drogas inyectables, y los gais y otros hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres.

Los nuevos objetivos respecto a la distribución de los servicios relacionados con el VIH aspiran a lograr una cobertura del 95 % para cada subpoblación de personas que viven con el VIH y que tienen mayor riesgo de infectarse del VIH. Al adoptar un enfoque centrado en las personas y ocuparse especialmente de las zonas clave, los países lograrán estar más preparados para controlar las epidemias que los azotan.

Los objetivos para 2025 también exigen asegurar un entorno propicio para una respuesta al VIH eficaz, así como incluir otros objetivos ambiciosos y antidiscriminatorios para conseguir que menos de un 10 % de los países tenga leyes y políticas punitivas, menos de un 10 % de las personas que viven con el VIH o están afectadas por el virus sufra el estigma y la discriminación, y menos de un 10 % sea víctima de la desigualdad de género y la violencia.

Venciendo pandemias

La inversión y la acción insuficiente tanto en el VIH como en otras pandemias han dejado el mundo expuesto a la COVID-19. Si los sistemas sanitarios y las redes de la seguridad social hubieran sido más fuertes, el mundo habría estado en una mejor posición para frenar la propagación de la COVID-19 y soportar su impacto. La COVID-19 nos ha demostrado que la inversión en salud no solo salva vidas, sino que también sienta las bases de economías mucho más fuertes. La salud y los programas para el VIH deben estar plenamente financiados, tanto en tiempos de holgura económica como en momentos de crisis.

«Ningún país es capaz de derrotar solo las dos epidemias», insiste la Sra. Byanyima. «Un desafío de esta magnitud solo se puede lograr potenciando al máximo la solidaridad mundial, cultivando la responsabilidad compartida y aunando esfuerzos para movilizar una respuesta que no deje a nadie atrás. Podemos hacerlo compartiendo la carga y trabajando juntos».

Hay algunos puntos sobresalientes: se está dando más importancia que nunca al liderazgo, las infraestructuras y las lecciones aprendidas de la respuesta al VIH, para derrotar a la COVID-19. La respuesta al VIH ha ayudado a garantizar la continuidad de los servicios ante esos desafíos extraordinarios. La respuesta por parte de las comunidades contra la COVID-19 ha hecho más que evidente todo lo que podemos lograr si trabajamos juntos.

Además, el mundo debe aprender de los errores cometidos en los primeros momentos de la respuesta al VIH, cuando millones de personas de países en vías de desarrollo murieron esperando su tratamiento antirretroviral. Aun hoy, más de 12 millones de personas todavía no tienen acceso al tratamiento para el VIH, y 1,7 millones contrajeron el VIH en 2019 por no tener acceso a los servicios esenciales para el VIH.

Todo el mundo tiene derecho a la salud. Precisamente por eso ONUSIDA está liderando la defensa de una vacuna universal contra la COVID-19. Ahora que están apareciendo vacunas prometedoras contra la COVID-19, hemos de garantizar que no se conciban solo como un privilegio de los ricos. Por eso, ONUSIDA y sus socios están rogando a los laboratorios farmacéuticos que compartan su tecnología y sus conocimientos, y que renuncien a sus derechos de propiedad intelectual para que el mundo pueda fabricar vacunas exitosas a gran escala y al ritmo necesario para proteger a toda la población.

Contacto

UNAIDS Geneva
Sophie Barton-Knott
tel. +41 79 514 68 96
bartonknotts@unaids.org
UNAIDS Media
tel. +41 22 791 4237
communications@unaids.org

Leer informe

Press Release

Un nuevo Laboratorio de políticas para el VIH recurre a los datos referentes a leyes y políticas en la respuesta al VIH

WASHINGTON, D.C./GINEBRA, 29 de septiembre de 2020—Pese a las décadas de avances científicos en la respuesta al VIH, el progreso en el mundo sigue siendo desigual. Mientras que algunos países están reduciendo rápidamente las muertes relacionadas con el sida y las nuevas infecciones por el VIH, otros están siendo testigos del crecimiento acelerado de la epidemia. Las leyes y políticas que se están aprobando son, en parte, responsables de tal divergencia. 

Lanzado hoy mismo, el Laboratorio de políticas para el VIH consiste en una iniciativa única para agrupar y supervisar las leyes y políticas relacionadas con el VIH vigentes en todo el mundo. 

«Las leyes y políticas son cuestiones de vida o muerte cuando hablamos del VIH. Pueden bien garantizarnos el acceso a lo mejor que la ciencia puede ofrecernos y ayudar a las personas a hacer realidad sus derechos y vivir dignamente, bien convertirse en grandes obstáculos que impiden el bienestar de las personas. Al igual que con el resto de cuestiones importantes, en materia de sida debemos ser críticos con las políticas que nos rodean y aunar esfuerzos para transformarlas y convertirlas en un aspecto clave de la respuesta al sida», señala Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA.

El Laboratorio de políticas para el VIH es una herramienta que permite la comparación y la visualización de datos, y que facilita el seguimiento de las distintas políticas nacionales respecto a los 33 indicadores diferentes en 194 países de todo el mundo, lo que nos da una visión general de las políticas existentes. El objetivo es mejorar la transparencia, la capacidad para comprender y utilizar la información más fácilmente, y la habilidad para comparar países, con el fin de apoyar, por un lado, a los Gobiernos a la hora de aprender de sus vecinos y de la sociedad civil, todo ello para incrementar la responsabilidad, y, por otro, a los investigadores, para que puedan así estudiar el impacto que las leyes y las políticas ejercen sobre la pandemia del VIH. 

Según Matthew Kavanagh, director de Políticas Sanitarias Mundiales e Iniciativas Políticas en el Instituto O’Neill de la Universidad de Georgetown, «las políticas que se adoptan reflejan cómo los Gobiernos hacen avanzar la ciencia. Si queremos mejorar el modo en que las políticas se utilizan para mejorar los resultados en lo referente a la salud, es fundamental supervisar y evaluar las distintas políticas existentes».

«El reducir el estigma y el facilitar el acceso a los cuidados es fundamental para mejorar la existencia de las personas que viven con el VIH, y ambas cosas son consecuencia directa de las elecciones en cuanto a políticas que se hagan. El poder seguir dichas elecciones se torna una herramienta clave para mejorarlas y para garantizar la justicia y la igualdad para todas las personas que viven con el VIH», apunta Rico Gustav, director ejecutivo de la Red mundial de personas que viven con el VIH.

El Laboratorio de políticas para el VIH recaba información extraída de los Compromisos nacionales y el instrumento de políticas, de diversos documentos legales, de informes de los Gobiernos y de análisis independientes, para crear conjuntos de datos que se puedan comparar entre los distintos países y de acuerdo con diferentes temas. El propósito del Laboratorio de políticas para el VIH es ayudar a identificar y abordar las brechas existentes entre las pruebas y las políticas, y ayudar a construir una sólida responsabilidad para lograr una respuesta basada en políticas para el VIH que resulte más inclusiva y eficaz, y que parta de los derechos humanos y la ciencia.

El Laboratorio de políticas para el VIH nace de la colaboración entre la Universidad de Georgetown y el Instituto O’Neill para trabajar sobre las leyes nacionales y mundiales en materia sanitaria, ONUSIDA, la Red mundial de personas que viven con el VIH y Talus Analytics.

Contacto

O’Neill Institute
Lauren Dueck
Lauren.Dueck@Georgetown.edu
UNAIDS
Sophie Barton-Knott
bartonknotts@unaids.org
GNP+
Lesego Tlhwale
ltlhwale@gnpplus.net

Laboratorio de políticas para el VIH

Press Release

El informe de ONUSIDA sobre la epidemia mundial de sida muestra que los objetivos de 2020 no se cumplirán debido a un éxito profundamente desigual; COVID-19 arriesga desviar los avances en VIH fuera de curso

Los objetivos no cumplidos han dado como resultado 3,5 millones más de infecciones por el VIH y 820.000 más muertes relacionadas con el sida desde 2015 en relación con lo que podría haberse logrado si el mundo estuviera en el camino planeado para alcanzar los objetivos establecidos para 2020. Además, la respuesta podría retrasarse en 10 años o más si la pandemia de COVID-19 provoca graves interrupciones en los servicios para el VIH.

GINEBRA, 6 de julio de 2020— Un nuevo informe de ONUSIDA muestra un progreso notable, pero muy desigual, especialmente en la expansión del acceso a la terapia antirretroviral. Debido a que los logros no se han compartido por igual dentro y entre los países, no se alcanzarán los objetivos globales de VIH establecidos para 2020. El informe, Aprovechando el momento, advierte que incluso los beneficios obtenidos podrían perderse y el progreso se estancaría aún más si no actuamos. Destaca cuán urgente es para los países duplicar los esfuerzos de respuesta al VIH y actuar con mayor urgencia para llegar a los millones de personas que aún quedan atrás.

“Se requiere de una acción decisiva todos los días en la próxima década, para que el mundo vuelva a su camino para poner fin a la epidemia de sida para 2030", dijo Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. “Se han salvado millones de vidas, particularmente las vidas de mujeres en África. El progreso realizado por muchos debe ser compartido por todas las comunidades en todos los países. El estigma y la discriminación y las desigualdades generalizadas son barreras importantes para poner fin al sida. Los países necesitan orientarse por la evidencia y cumplir con sus responsabilidades con los derechos humanos.”

Catorce países han alcanzado las metas de tratamiento del VIH 90–90–90 (que 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico con respecto al VIH; que un 90% de los que conocen dicho estado tengan acceso a tratamiento; y que un 90% de las personas en tratamiento para el VIH tengan la carga viral suprimida). Entre ellos está Eswatini, que tiene una de las tasas de prevalencia de VIH más altas del mundo, con un 27% en 2019, y que, habiendo superado las metas para 2020, está en camino de alcanzar las metas 95-95-95, previstos para 2030.

Millones de vidas se han salvado y millones de nuevas infecciones por el VIH han sido prevenidas con la ampliación de la terapia antirretroviral. Sin embargo, 690.000 personas murieron de enfermedades relacionadas con el Sida el año pasado y 12,6 millones de los 38 millones de personas que viven con el VIH no tuvieron acceso al tratamiento que puede salvar sus vidas.

“No podemos descansar por nuestros éxitos, ni desanimarnos por los contratiempos. Debemos asegurarnos de que nadie se quede atrás. Debemos cerrar las brechas. Estamos apuntando a 100–100–100”, dijo Ambrose Dlamini, el Primer Ministro de Eswatini.

El mundo está muy atrasado en la prevención de nuevas infecciones por VIH. Unos 1,7 millones de personas se infectaron recientemente con el virus, más de tres veces la meta mundial. Ha habido progresos en África Oriental y Meridional, donde las nuevas infecciones por el VIH se han reducido en un 38% desde 2010. Esto está en marcado contraste con Europa Oriental y Asia Central, que ha visto un asombroso aumento del 72% en las nuevas infecciones por VIH desde 2010. Las nuevas infecciones por el VIH también han aumentado en un 22% en el Medio Oriente y África del Norte, y en un 21% en América Latina.

Aprovechando el momento muestra un progreso desigual, con demasiadas personas y poblaciones vulnerables que están quedando atrás. Alrededor del 62% de las nuevas infecciones por el VIH ocurrieron entre poblaciones clave y sus parejas sexuales, incluidos los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, trabajadoras sexuales, personas que se inyectan drogas y personas privadas de libertad, a pesar de que constituyen una proporción muy pequeña de la población general

El estigma y la discriminación, junto con otras desigualdades sociales y exclusión, están demostrando ser barreras significativas. Las poblaciones marginadas que temen el juicio, la violencia o el arresto luchan por acceder a servicios de salud sexual y reproductiva, especialmente aquellos relacionados con la anticoncepción y la prevención del VIH. El estigma contra las personas que viven con el VIH sigue siendo común: al menos 82 países penalizan alguna forma de transmisión, exposición o no divulgación del VIH; el trabajo sexual está criminalizado en al menos 103 países; y al menos 108 países penalizan el consumo o la posesión de drogas para uso personal.

Las mujeres y las niñas en África subsahariana continúan siendo las más afectadas y representaron el 59% de todas las nuevas infecciones por VIH en esa región en 2019, con 4.500 niñas adolescentes y mujeres jóvenes entre 15 y 24 años infectadas con VIH cada semana. Las mujeres jóvenes representaron el 24% de las nuevas infecciones por el VIH en 2019, a pesar de representar solo el 10% de la población en África subsahariana.

Sin embargo, donde los servicios de VIH se brindan de manera integral, los niveles de transmisión del VIH se reducen significativamente. En Eswatini, Lesotho y Sudáfrica, una alta cobertura de opciones de prevención combinada, que incluyen apoyo social y económico para mujeres jóvenes y altos niveles de cobertura de tratamiento y supresión viral para poblaciones previamente no alcanzadas, han reducido las brechas de desigualdad y han reducido la incidencia de nuevas infecciones por el VIH. 

La pandemia de COVID-19 ha impactado seriamente la respuesta al Sida y podría deteriorarla aún más. Una interrupción completa de seis meses en el tratamiento del VIH podría causar más de 500.000 muertes adicionales en África subsahariana durante el próximo año (2020–2021), devolviendo a la región a los niveles de mortalidad por Sida de 2008. Incluso una interrupción del 20% podría causar 110.000 muertes adicionales.

“Aquellos de nosotros que sobrevivimos al VIH y luchamos por la vida y el acceso al tratamiento y la atención no podemos permitirnos perder las ganancias que nos demandaron tanto esfuerzo para obtenerlas. En algunos países latinoamericanos estamos viendo cómo los recursos, medicamentos, personal de salud y materiales para el VIH se están trasladando a la lucha contra la COVID-19”, dijo Gracia Violeta Ross, presidenta de la Red Boliviana de Personas que viven con el VIH. “Se ignoran algunas buenas lecciones y prácticas de la respuesta al VIH, como la participación significativa y la rendición de cuentas. No permitiremos que el VIH se quede atrás".

Para combatir las epidemias convergentes de VIH y COVID-19, ONUSIDA y sus socios lideran un llamado global para una vacuna universal contra la COVID-19, que ha sido firmado por más de 150 líderes mundiales y expertos que exigen que todas las vacunas, tratamientos y pruebas sean libre de patentes, producidos en masa y distribuidos de manera justa y gratuita para todos.

ONUSIDA también insta a los países a aumentar las inversiones para ambas enfermedades. En 2019, la financiación para el VIH cayó un 7% desde 2017, a US $ 18,6 mil millones. Este revés significa que la financiación es un 30% inferior a los US $ 26,2 mil millones necesarios para responder eficazmente al VIH en 2020.

“No podemos tener países pobres al final de la fila. Las personas no deben depender del dinero en su bolsillo o del color de su piel para protegerse contra estos virus mortales", dijo la Sra. Byanyima. “No podemos tomar dinero de una enfermedad para tratar otra. La respuesta tanto para el VIH como la COVID-19 deben estar totalmente financiados para evitar la pérdida masiva de vidas".

Contacto

UNAIDS Geneva
Sophie Barton-Knott
tel. +41 22 791 1697 / +41 79 514 6896
bartonknotts@unaids.org
UNAIDS Media
tel. +41 22 791 4237
communications@unaids.org

Hoja informativa — Últimas estadísticas sobre el estado de la epidemia de sida

Diapositivas clave sobre epidemiología

Informe (inglés)

Data book (inglés)

Press centre

Download the printable version (PDF)

Opinion

Las respuestas exitosas a la epidemia mundial sitúan a las personas en el centro

12 Marzo 2020

El brote de COVID-19 está arrojando luz sobre la capacidad de respuesta nacional e internacional a las emergencias sanitarias. La situación actual está dejando al descubierto las brechas que existen en nuestros sistemas, nos está haciendo mostrar nuestros puntos fuertes y está aprovechando la valiosa experiencia con que ya contamos a la hora de responder a otras amenazas sanitarias como el VIH. En ONUSIDA sabemos que las personas que viven con el VIH están muy preocupadas y tienen distintas preguntas relacionadas con la aparición del virus que causa el COVID-19. Una de las lecciones más importantes que hemos de sacar de la respuesta a la epidemia del VIH es escuchar a las personas más afectadas y aprender de ellas. ONUSIDA continúa trabajando en esa línea.

Es importantísimo subrayar que actualmente no hay ninguna prueba científica de que las personas que viven con el VIH corran más riesgo de contraer el COVID-19 ni de que, en caso de contraerlo, este los afecte de peor manera. Al igual que en el resto de la población, las personas mayores que viven con el VIH o las personas que viven con el VIH y tienen problemas cardíacos o pulmonares corren más riesgo de contraer el virus y presentar peores síntomas. Como la población general, las personas que viven con el VIH deberían adoptar todas las medidas preventivas recomendadas para minimizar la exposición y prevenir la infección. Mientras el COVID-19 continúa expandiéndose por todo el mundo, será fundamental para las investigaciones que se están llevando a cabo en zonas de alta prevalencia del VIH en la población general proporcionar más datos sobre las interacciones biológicas e inmunológicas entre el VIH y el nuevo coronavirus.

Sin embargo, las medidas adoptadas para frenar el virus podrían tener efectos adversos inintencionados en las personas que viven con el VIH. Cuando el brote de COVID-19 comenzó en China, ONUSIDA realizó una encuesta entre las personas que viven con el VIH para conocer sus necesidades. El estudio de seguimiento que venimos llevando a cabo nos dice que las personas que viven con el VIH están empezando a experimentar problemas con la reposición de sus medicinas. Está situación está inevitablemente desatando una gran ansiedad. Como respuesta a ello, ONUSIDA ha estado trabajando con las redes de personas que viven con el VIH y los responsables del Gobierno para apoyar la distribución segura de medicinas a puntos de recogida. En China se ha establecido incluso un número de asistencia telefónica para que las personas que viven con el VIH puedan continuar expresando sus preocupaciones mientras el brote continúa. Junto a nuestros socios, seguiremos muy de cerca supervisando los desarrollos en las cadenas de suministros mundiales para garantizar que los suministros médicos esenciales continúen llegando a las personas que los necesitan y que la producción de ingredientes farmacéuticos activos se mantengan a un mínimo.         

ONUSIDA insta a todos los países a preparar sus respuestas al COVID-19 teniendo muy presente que las personas que viven con el VIH puedan tener un acceso seguro a sus tratamientos. Urge que los países implementen escrupulosamente las actuales pautas de tratamiento para el VIH proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud con relación a la dispensación de medicamentos para varios meses, con el objeto de garantizar que la mayoría de las personas que viven con el VIH dispongan de medicamentos para tres o más meses. Ello ayudará a aliviar la carga de los centros sanitarios para cuando llegue el COVID-19 y permitirá a las personas mantener sus pautas de tratamiento ininterrumpidas y no arriesgarse a una mayor exposición al COVID-19 al ir a recoger sus medicinas.

Una lección básica que hemos de grabarnos a fuego y que aprendimos con la respuesta al sida es que el estigma y la discriminación no solo son negativos, sino también contraproducentes, tanto para la salud de cada persona a nivel individual como para la salud pública en su conjunto. Por eso es por lo que ONUSIDA ha apoyado y sigue apoyando todas las campañas para reducir el estigma y la discriminación a los que se enfrentan las personas afectadas por el VIH. Nunca hemos vencido ninguna amenaza sanitaria desde el estigma y la discriminación, y nuestra respuesta al COVID-19 ahora ha de guiarse por las lecciones aprendidas con la respuesta al sida. Esto incluye escuchar a las personas afectadas por el brote y establecer una confianza y comunicación entre las personas afectadas y las autoridades sanitarias, incluso antes de que aumenten las cargas de la enfermedad.

Nuestros mayores logros en la lucha contra el VIH los hemos alcanzado en países que han reducido el estigma y la discriminación, donde se ha animado a las personas a realizarse la prueba y a buscar tratamiento en caso necesario. Al escuchar los canales de comunicación recomendados por las autoridades de salud pública, prestemos atención a las personas afectadas por el COVID-19 y recurramos a su experiencia vital para fortalecer nuestra respuesta al coronavirus.  

Las muertes causadas por el COVID-19 nos entristecen a todos, y hoy quiero trasladar todo mi apoyo a las familias y los seres queridos de las personas fallecidas. Mas si somos inteligentes, la comunidad internacional y cada uno de los países individualmente utilizarán sus experiencias para reforzar aún más los sistemas de supervisión y hacer las inversiones precisas en infraestructuras sanitarias, tanto mundial como nacionalmente. ONUSIDA insta a los Gobiernos y a las autoridades sanitarias de todo el mundo a que no se retrasen a la hora de poner en marcha programas de educación pública para todos los ciudadanos con relación a las medidas prácticas que deberían tomarse para reducir la transmisión y la expansión del virus a nivel local.

Es fundamental lanzar un enfoque centrado en las personas. Todo el mundo ha de tener derecho a la salud. Es nuestra mejor defensa contra la epidemia mundial.

Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA

Más información

Feature Story

Alzando las voces de las mujeres que están al frente de la acción contra el cambio climático

05 Marzo 2020

La región del pacífico cuenta con una de las mayores tasas de violencia de género. Un estudio nacional señala que el 72% de las mujeres de las Islas Fiji ha experimentado violencia de género, mientras que la media mundial se sitúa en el 35%. Las mujeres de la región también tienen un bajo índice de representación en los puestos de liderazgo: de los 560 miembros del parlamento del Pacífico, 48 son mujeres y, de ellas, 10 son de las Fiji.

Además, a estas repercusiones socioculturales también se añade la emergencia climática. En respuesta, las mujeres del Pacífico están reclamando una mayor participación en la toma de decisiones vinculadas a la acción contra el cambio climático, para así estar plenamente involucradas.

Durante su programa de posgrado en estudios de desarrollo, la activista fiyiana por la justicia climática Koman Narayan quedó fascinada al ver cómo el cambio climático se solapaba con la ética y la política. «Los efectos del cambio climático los sufren más las personas que menos responsables son de haberlos provocado», explicaba. Esto le motivó a ser más activa y a dar voz al asunto, participando así en la vigésimo tercera sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Bonn, Alemania, en 2017 junto con otros delegados jóvenes de Fiji.

«Mi meta en la vida es ser parte de una sociedad centrada en abordar el cambio climático, así como animar y motivar a otros jóvenes para que se involucren en el asunto, ya que creo que este tema no es algo que nos ataña sólo a usted o a mí, sino a todo el Pacífico», afirmaba Narayan.

Narayan también fue una de las ganadoras del «Green Ticket» de la Cumbre de la Juventud sobre el Clima de las Naciones Unidas en septiembre de 2019, en la que participó en un diálogo dirigido por jóvenes con el secretario general de las Naciones Unidas.

«Como dadoras de vida, madres dedicadas, hermanas atentas, miembros clave de la familia y participantes activas en el desarrollo socioeconómico, nosotras, las mujeres, tenemos el poder de impulsar el movimiento climático global», afirmaba Narayan. «Es cuestión de tiempo que las mujeres y las niñas consigan la igualdad de oportunidades y un acceso igual a los recursos y a la tecnología, para así poder abordar la justicia climática. Los países, en especial los gobiernos y la sociedad civil, deberían desempeñar un papel fundamental en todo esto». 

AnnMary Raduva es una estudiante de 11 años de la escuela secundaria Saint Joseph, en Suva, Fiji, y cree que la justicia climática debe reconocer la conexión entre los humanos y el medio ambiente, así como nuestra vulnerabilidad si no tomamos acción de inmediato.

«En la región del Pacífico, nuestras comunidades indígenas dependen directamente de la riqueza ecológica para subsistir, también económicamente. Esta dependencia hace sensibles a los nuestros para con las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos, por lo que no podemos ignorarlos. Tenemos una relación cercana con lo que nos rodea, así como una conexión espiritual y profunda con el medio ambiente y con el océano. Esta relación nos ha hecho anticiparnos, prepararnos y responder a las consecuencias del cambio climático» afirmó Raduva.

En 2018 escribió al primer ministro de Fiji para pedirle que revisara la Ley de Residuos de Fiji de 2008, para tipificar el lanzamiento de globos como liberación de residuos en Fiji. Raduva no tardó en darse cuenta de que hablar de lanzamiento de globos no era suficiente, y de que debía encontrar alternativas respetuosas con el medio ambiente para potenciar su mensaje. Pronto se le ocurrió la idea de plantar manglares por toda la zona costera de Suva.

Desde 2018, ha llevado a cabo seis actividades de plantación y han plantado más de 18 000 manglares. En septiembre de 2019, fue invitada a Nueva York (Estados Unidos de América) para la marcha por la justicia climática de Unidos por la Justicia Climática. Esta iniciativa está organizada por la Fundación para los Estudios Europeos Progresistas.  Mostró su solidaridad por las comunidades indígenas que están al frente de la acción contra el cambio climático, que amenaza a la región del Pacífico.

Como joven activista, Raduva se ha enfrentado a la discriminación y la han tachado de ser una chica «joven e ingenua». Le dijeron que no podía hablar del cambio climático porque el activismo es cosa de chicos y de adultos. Sin embargo, Raduva cree que asegurar la participación de las mujeres, de los niños y de las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, y de otros grupos minoritarios en la acción contra el cambio climático es una prioridad para cualquier institución u organización que aspire a defender esta lucha.

Varanisese Maisamoa es una superviviente del ciclón Winston, que en 2016 resultó ser uno de los desastres naturales más severos que Fiji había experimentado. En 2017, conformó la Asociación de Vendedores del Mercado Rakiraki, en cooperación con el proyecto Mercados para el Cambio de ONU Mujeres: «Queremos empoderar a nuestros vendedores de mercado para que puedan sobreponerse a la situación climática.», comentó. La capacitación en liderazgo de ONU Mujeres le dio seguridad a la hora de hablar sobre los asuntos que afectaban a los vendedores de mercado, y a negociar con la gestión del consejo de mercado.

Maisamoa representó a su asociación en el diseño de la reconstrucción del mercado de Rakiraki, que ahora posee una infraestructura resistente a ciclones de categoría 5, un sistema de recogida de agua, un drenaje resistente a las inundaciones y un diseño con perspectiva de género.

Narayan, Raduva y Maisamoa son algunas de las mujeres del Pacífico que están presionando para que su voz se oiga y para la inclusión de las mujeres y de las niñas en la acción climática. Su activismo está ayudando para reducir la discriminación contra las mujeres y contra las niñas, que resulta en una desigualdad que las hace más propensas a los riesgos derivados de los desastres, a la pérdida de sus medios de vida y a construir una resistencia para que las mujeres se adapten a los cambios en el clima.

La historia de Maisamoa se ha publicado de nuevo con el permiso del proyecto Mercados por el Cambio, de ONU Mujeres, que es una iniciativa multinacional segura, inclusiva y no discriminatoria para los mercados de las áreas rurales y urbanas de Fiji, de las Islas Salomón y de Vanuatu, y que promueve la igualdad de género y el empoderamiento económico de la mujer. Implementada por ONU Mujeres, Mercados por el Cambio está fundada principalmente por el Gobierno de Australia y, desde 2018, la asociación del proyecto se ha ampliado para incluir la financiación del Gobierno de Canadá. El Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo está asociado al proyecto.

Region/country

Press Release

Las organizaciones sanitarias mundiales se comprometen a adoptar nuevas formas de colaborar para lograr un mayor impacto

BERLIN, ALEMANIA, 16 de octubre de 2018—Once jefes de las principales organizaciones sanitarias y desarrollo del mundo han suscrito hoy un compromiso histórico para encontrar nuevas formas de colaborar con el fin de acelerar los progresos hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Coordinada por la Organización Mundial de la Salud, la iniciativa aglutina la labor de 11 organizaciones, a las que se sumarán otras en la próxima fase.

El compromiso responde a una petición de la Canciller Angela Merkel de Alemania, el Presidente Nana Addo Dankwa Akufo-Addo de Ghana y la Primera Ministra Erna Solberg de Noruega, con el apoyo del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, de que se elabore un plan de acción mundial para definir la forma en que los actores mundiales pueden colaborar mejor para acelerar el avance hacia el logro de las metas relacionadas con la salud contenidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

«La salud de las personas es esencial para el desarrollo sostenible y para acabar con la pobreza, promover sociedades pacíficas e inclusivas y proteger el medio ambiente. Sin embargo, a pesar de los grandes avances realizados en la lucha contra muchas de las principales causas de muerte y enfermedad, debemos redoblar nuestros esfuerzos o no alcanzaremos varias de las metas relacionadas con la salud», han señalado hoy las organizaciones en la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín. «El Plan de acción mundial representa un compromiso histórico con nuevas formas de colaborar con miras a acelerar los progresos hacia el logro de las metas establecidas para 2030. Estamos comprometidos a redefinir la forma en que nuestras organizaciones colaboran para brindar un apoyo más eficaz y eficiente a los países y lograr una mejor salud y bienestar para todas las personas».

El grupo ha acordado desarrollar nuevas formas de colaborar para maximizar los recursos y medir los progresos de una manera más transparente e interesante. La primera fase de la formulación del plan se organiza con arreglo a tres enfoques estratégicos: alinear, acelerar y rendir cuentas.

Alinear: Las organizaciones se han comprometido a coordinar los procesos programáticos, financieros y operacionales para aumentar la eficiencia colectiva y el impacto en una serie de prioridades compartidas, como la igualdad de género y la salud reproductiva, de la madre, el recién nacido, el niño y el adolescente.

Acelerar: Han acordado elaborar enfoques comunes y coordinar la acción en esferas de trabajo que tienen el potencial de aumentar el ritmo de los progresos en el ámbito de la salud mundial. El conjunto inicial de siete «aceleradores» incluye la participación de la comunidad y la sociedad civil, la investigación y el desarrollo, los datos y la financiación sostenible.

Rendir cuentas: Con el fin de mejorar la transparencia y la rendición de cuentas ante los países y los asociados para el desarrollo, las organizaciones sanitarias están abriendo nuevos caminos estableciendo hitos comunes para casi 50 metas relacionadas con la salud  de 14 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos hitos proporcionarán un punto de comprobación crítico y una referencia común para determinar en qué situación se encuentra el mundo en 2023 y si este está en camino de alcanzar los objetivos de 2030.

El Plan de acción mundial también mejorará la acción colectiva y movilizará fondos para hacer frente a las desigualdades de género que obstaculizan el acceso a la salud y mejorar la calidad de la atención sanitaria integral de las mujeres y las niñas, incluidos los servicios de salud sexual y reproductiva.

Las organizaciones que ya han suscrito el Plan de acción mundial a favor de una vida saludable y bienestar para todos son: la Alianza Gavi para las Vacunas, el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, el Servicio Mundial de Financiamiento, el ONUSIDA, el PNUD, el UNFPA, el UNICEF, el UNITAID, ONU Mujeres, el Banco Mundial y la OMS. El Programa Mundial de Alimentos se ha comprometido a unirse al plan en los próximos meses.

El plan definitivo se presentará en septiembre de 2019 en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Press Statement

Los Estados miembros de las Naciones Unidas subrayan la necesidad de redoblar los esfuerzos para poner fin al sida

El secretario general de las Naciones Unidas presenta su informe sobre el VIH en la reunión celebrada por la Asamblea General de las Naciones Unidas para examinar los progresos hacia la erradicación del sida

NUEVA YORK, GINEBRA, 13 de junio de 2018 Al alcanzar el ecuador de los Objetivos de Acción acelerada para 2020 a los que la Asamblea General de las Naciones Unidas se comprometió en 2016, los Estados miembros de las Naciones Unidas se han reunido para analizar los progresos alcanzados en la respuesta al VIH. Reunidos en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York (Estados Unidos de América), los Estados miembros presentaron los avances logrados y los desafíos por afrontar en cada uno de sus países, y escucharon el informe sobre la respuesta mundial al VIH que presentó el secretario general de las Naciones Unidas.

Miroslav Lajčák, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, fue quien abrió la sesión. “No podemos olvidar que las decisiones que tomemos hoy tendrán consecuencias en el resto de nuestras metas y objetivos”, afirmó. “La reunión de hoy puede servirnos para valorar nuevas oportunidades de llegar aún más lejos. Debemos seguir avanzando. Debemos seguir combatiendo este virus, y el estigma que lo acompaña”.

El secretario general de las Naciones Unidas presentó su informe, Impulsar la lucha contra el sida en pro de la reforma de las Naciones Unidas y la salud mundial, y expuso, “El mundo está haciendo progresos significativos hacia el fin de la epidemia de sida para 2030, pero se trata de progresos irregulares y precarios. En este momento crucial, debemos intensificar nuestros esfuerzos y nuestro compromiso de alcanzar un mundo sin sida”.

En el informe se muestra que la ampliación exponencial del tratamiento antirretrovírico ya ha logrado llegar a más de la mitad de las personas que viven con el VIH, lo que a su vez ha contribuido a que las muertes asociadas al sida se hayan reducido en un tercio, de 1,5 millones en 2010 a 1 millón en 2016. También se señalan los avances logrados en la detención de las nuevas infecciones por el VIH entre los niños y se subraya que acabar con la transmisión maternoinfantil del VIH es posible, siempre y cuando el mundo no ceje en este empeño.

Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA, participó en la sesión plenaria. Declaró, “Nos encontramos en un punto de inflexión en el camino hacia el fin del sida. Debemos permanecer unidos y valernos de nuestra fuerza colectiva para conseguir vencer al VIH de manera permanente”.

Más de 30 Estados miembros informaron sobre los progresos alcanzados en sus respectivos países, y muchos de ellos ofrecieron todo su apoyo y manifestaron su agradecimiento por la labor de ONUSIDA y del Programa Conjunto, además de reafirmar su compromiso para lograr los objetivos recogidos en la Declaración política de las Naciones Unidas para poner fin al sida de 2016.

“Estados Unidos apoya firmemente a ONUSIDA y su liderazgo en la lucha contra la pandemia del VIH y el sida”, manifestaba Deborah Birx, coordinadora mundial de los Estados Unidos para el sida y representante especial para la Diplomacia Sanitaria Mundial. “El objetivo de ONUSIDA de recopilar la colección de datos sobre la epidemiología del VIH más extensa posible sigue siendo sumamente importante, y proporciona la base sobre la que avanzaremos hacia el control de esta pandemia. Si no disponemos de los datos adecuados para poder cotejar los avances logrados, identificar las necesidades que no han sido cubiertas y hacer un uso eficiente de los recursos en aras de lograr el máximo impacto posible, no podremos alcanzar los objetivos para poner fin a la epidemia de sida para 2030”.

El informe del secretario general de las Naciones Unidas indica que, aunque el número de personas que acceden al tratamiento prácticamente se haya triplicado de 2010 a junio de 2017 (de 7,7 a 20,9 millones de personas bajo tratamiento), 15,8 millones de personas siguen careciendo de él, y los avances en la ampliación del acceso de los niños al tratamiento del VIH están siendo especialmente lentos. En 2016, tan solo el 43% de los niños que vivían con el VIH disponía de acceso al tratamiento.

Además, apunta a la necesidad de tomar más medidas para detener las nuevas infecciones por el VIH. Las nuevas infecciones por el VIH descendieron un 18% entre 2010 y 2016, de 2,2 millones a 1,8 millones, pero para alcanzar el objetivo de 500 000 nuevas infecciones para 2020 será necesario intensificar significativamente los esfuerzos en la prevención del VIH, especialmente entre aquellas poblaciones con un mayor riesgo de infección, idea esta en la que abundaron muchos de los ponentes en la sesión plenaria.

Lazarus O. Amayo, representante permanente de Kenia para las Naciones Unidas, habló en nombre del Grupo de los Estados de África. “Aún queda mucho por hacer. El sida continúa afectando de forma desproporcionada al África subsahariana, y el riesgo de nuevas infecciones por el VIH sigue siendo excepcionalmente alto entre las mujeres jóvenes de la zona oriental y meridional de África”, afirmó. “Queremos hacer hincapié en la necesidad de abordar el VIH desde un enfoque exhaustivo, universal e integral, y también de conseguir la inversión necesaria”. En la zona oriental y meridional de África, las mujeres entre 15 y 24 años representan el 26% de las nuevas infecciones por el VIH, pese a que este grupo solo constituye el 10% de la población total.

El informe muestra que, para lograr alcanzar los objetivos de la Declaración Política de las Naciones Unidas para poner fin al sida de 2016, todavía habrá que hacer muchos esfuerzos, entre los que se incluyen conseguir aliviar el déficit de 7000 millones de dólares en los fondos para la respuesta al sida. En él se establecen cinco recomendaciones para que los países avancen por el buen camino, como la puesta en marcha de una intensa campaña de pruebas del VIH, la protección de los derechos humanos y el fomento de la igualdad de género, y la aplicación de la Hoja de ruta de prevención del VIH para 2020 para acelerar la reducción de las nuevas infecciones por el VIH.  

En 2016, se estima que (* junio de 2017):

  • *20,9 millones (de 18,4 a 21,7 millones) de personas tenían acceso al tratamiento antirretrovírico (en junio de 2017)
  • 36,7 millones (de 30,8 a 42,9 millones) de personas vivían con el VIH en todo el mundo
  • 1,8 millones (de 1,6 a 2,1 millones) de personas se infectaron por el VIH
  • 1,0 millón (de 830 000 a 1,2 millones) de personas murieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida

Contacto

UNAIDS
Sophie Barton-Knott
tel. +41 79 514 6896
bartonknotts@unaids.org

Más de 30 Estados miembros informaron sobre los progresos alcanzados en sus respectivos países

Video

Press Statement

ONUSIDA celebra el nombramiento de Peter Sands como director ejecutivo del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria

GINEBRA, 14 de noviembre de 2017 — ONUSIDA celebra el nombramiento de Peter Sands como director ejecutivo del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria (Fondo Mundial).

“Para ONUSIDA, el Fondo Mundial es un colaborador fundamental”, afirmó Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA. “El Sr. Sands cuenta con la experiencia, las dotes de liderazgo y la visión necesarias para desempeñar el trabajo, y estoy ansioso por trabajar con él para mejorar las vidas de millones de personas en todo el mundo”.

ONUSIDA lleva trabajando estrechamente con el Fondo Mundial desde sus inicios, en 2002. ONUSIDA saca partido de sus relaciones y colaboraciones para ayudar a los países a obtener recursos del Fondo Mundial, poner en marcha programas de subvenciones y superar las limitaciones. El Fondo Mundial, en colaboración con otros donantes y gobiernos, procura los recursos para poner en marcha respuestas eficaces al VIH, la tuberculosis y la malaria.

Juntos, ONUSIDA y el Fondo Mundial han garantizado que millones de personas que viven con el VIH tengan acceso al tratamiento y que las personas más afectadas por la epidemia dispongan de los servicios sanitarios y de asistencia que necesitan.

Contacto

UNAIDS
Sophie Barton-Knott
tel. +41 22 791 1697
bartonknotts@unaids.org
Suscribirse a Global issues