Reportaje

Por una vida digna para las personas con discapacidad

15 de febrero de 2022

Llegar a un centro sanitario, pero no poder acceder físicamente a él. Necesitar información sobre tu salud, pero no poder leerla. Pedir consejo a tu médico sobre planificación familiar, pero requerir la asistencia de un tercero que lo traduzca a la lengua de señas, con la consiguiente falta de confidencialidad y privacidad. Estos son sólo algunos de los problemas a los que se enfrentan los mil millones de personas con discapacidad en todo el mundo cuando intentan acceder a los servicios de atención sanitaria. Sin embargo, tienen el mismo derecho a la sanidad que cualquier otra persona.

La prevalencia de la discapacidad está aumentando debido al envejecimiento de la población y al incremento de las enfermedades crónicas, entre otros factores. Gracias al acceso a largo plazo a la terapia antirretroviral, la esperanza de vida con infección crónica por el VIH es cada vez mayor, pero esta puede puede presentarse junto con otras comorbilidades y el riesgo de discapacidad.

Las personas con discapacidad presentan una mayor vulnerabilidad ante la pobreza, las desigualdades jurídicas y económicas, la violencia de género, la explotación sexual y los malos tratos, la exclusión de la atención sanitaria y la violación de los derechos humanos, todos ellos factores que aumentan su riesgo de contraer el VIH. En África Occidental, las mujeres y niñas con discapacidad pueden ser víctimas de mitos perjudiciales como la violación de vírgenes —la creencia de que mantener relaciones sexuales con una persona virgen con discapacidad cura el VIH— y otros tipos de violencia sexual que supuestamente aportan riqueza o poder a su autor.

Los jóvenes con discapacidad también corren un mayor riesgo. Dada la presunción de que no son sexualmente activos, suelen ser olvidados en los debates de educación integral sobre la sexualidad y excluidos de los servicios de salud sexual y reproductiva.

Es en este contexto que los Gobiernos de Noruega y Ghana, junto con la Alianza Internacional de la Discapacidad (IDA), celebrarán la segunda Cumbre Mundial sobre la Discapacidad los días 16 y 17 de febrero en Accra (Ghana). El 14 de febrero también tendrá lugar la primera Cumbre Mundial de Jóvenes con Discapacidad, coorganizada por IDA, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y Atlas Alliance. 

“Desde la última Cumbre Mundial sobre la Discapacidad, como consecuencia de la pandemia de COVID-19, la situación de los grupos más vulnerables de la sociedad ha empeorado. En particular, las personas con discapacidad han sufrido un aumento de la violencia, la exclusión y el desconcierto. Nuestra misión es pasar de las palabras a la acción, para así hacer efectivos los derechos de las personas con discapacidad en todo el mundo”, dijo Anne Beathe Tvinnereim, ministra de Desarrollo Internacional de Noruega.

Los datos obtenidos del África subsahariana indican que el riesgo de infección por el VIH es 1,48 veces mayor entre los hombres y 2,2 veces mayor entre las mujeres con discapacidad, en comparación con el resto de la población. En África Occidental, varios estudios han demostrado que la prevalencia del VIH entre las personas con discapacidad es, de media, entre dos y tres veces mayor que la de la población general.

“Los jóvenes con discapacidad, aproximadamente 200 millones en todo el mundo, quieren una atención sanitaria especializada, una educación inclusiva, acceso al empleo y un mejor acceso a las nuevas tecnologías. Son agentes del cambio de su propio futuro, y estamos dispuestos a escucharlos y a apoyarlos", dijo Kwaku Agyeman-Manu, ministro de Sanidad de la República de Ghana.

La pandemia de COVID-19 ha empeorado la situación. Debido a la interrupción de los servicios sanitarios y a los confinamientos, las mujeres con discapacidad, en especial, están sufriendo una gran presión económica; muchas de ellas están criando a sus hijos solas y, por lo tanto, son aún más propensas a sufrir violencia sexual.

ONUSIDA aboga desde hace tiempo por un enfoque de tres vías para avanzar en la inclusión de las personas con discapacidad en las respuestas al VIH:

  • Actividades específicas para la discapacidad e integración de la discapacidad en todos los aspectos de las respuestas al VIH.
  • Participación verdadera, así como intervención activa, de las personas con discapacidad en todos los aspectos de los programas.
  • Políticas, programas y estrategias de ejecución que incluyan a las personas con discapacidad y que garanticen una financiación y unos recursos adecuados.

En concreto, ONUSIDA aboga por cinco acciones:

  • Más investigación y datos mejor desglosados: el mundo necesita conocer y comprender en profundidad las necesidades sanitarias de todas las personas con discapacidad.  
  • La asignación de fondos adecuados para la integración de la discapacidad en los sistemas de sanidad, así como para servicios del VIH que incluyan a personas con discapacidad. Los servicios deben ser accesibles para todos y responder a las vulnerabilidades y necesidades específicas de las personas con discapacidad.
  • La comunidad internacional debe comprometerse a incluir de forma significativa a las personas con discapacidad y a sus representantes en todos los niveles de las políticas y programas, tanto en su diseño como en su planificación, así como en su ejecución, monitorización y evaluación. También debe invertir en reforzar las capacidades de las organizaciones de base comunitaria dirigidas por personas con discapacidad y en prestar servicios a este colectivo.
  • Los legisladores y los profesionales sanitarios deben garantizar unos servicios sanitarios basados en los derechos, centrados en las personas y no discriminatorios. Los estigmas tradicionales o culturales deben ser corregidos mediante una formación adecuada y la sensibilización del personal sanitario en torno a la discapacidad.
  • Los líderes mundiales deben hacer frente a los determinantes estructurales interrelacionados, como la pobreza, la exclusión y la violencia de género, que agravan aún más la vulnerabilidad de las personas con discapacidad. Sólo las intervenciones que pongan fin a las desigualdades arraigadas y establezcan entornos más favorables pueden mejorar la salud general de las personas con discapacidad y darles la oportunidad de vivir con dignidad.

Poner fin a la epidemia de sida es imposible sin la inclusión de las personas con discapacidad.

“Espero, junto con los organizadores de la cumbre, que los gobiernos, los legisladores y las organizaciones de todo el mundo se comprometan con el cambio y se unan para crear una sociedad más inclusiva”, dijo Angela Trenton-Mbonde, directora nacional de ONUSIDA para Ghana.

Global Disability Summit 16-17 February