Reportaje

La difusión comunitaria llena el vacío en Mauritania

25 de noviembre de 2021

En un barrio de Nuakchot, Mauritania, se ha montado una carpa para una noche de asesoramiento y pruebas del VIH. El personal de la organización no gubernamental SOS Pairs Educateurs responde a las preguntas, y las personas que desean conocer su estado serológico hacen cola para someterse a una prueba rápida.

Mohammed Bilal supervisa el evento, junto con educadores inter pares, un enfermero y un trabajador social.  Señalando detrás de él una pequeña casa de hormigón con techo ondulado, dijo que, para mantener el anonimato de todas las pruebas, se da un número a las personas y entran en la oficina provisional de una en una. "Ofrecemos servicios de asesoramiento antes de la prueba del VIH y después de que la persona obtenga los resultados", dijo Bilal.

Más de 70 hombres y mujeres han optado por hacerse una prueba rápida hoy.

Bilal afirma que en el barrio de El Mina, dónde se celebra el acto de difusión, la mayoría de la gente se gana la vida a duras penas, muchas mujeres viven solas criando a sus hijos y gran parte de los niños no van a la escuela. Creció allí y conoce bien la comunidad. Tanto él como su equipo entienden las necesidades de la gente. Para Mohammed Mouloid, coordinador de Programas de REMAP+, una red de personas que viven con el VIH, la divulgación comunitaria llena un gran vacío. Por ejemplo, durante las restricciones de la COVID-19, se asociaron con SOS Pairs Educateurs, ONUSIDA y otros, para distribuir kits de alimentos.

Ajústandose las gafas, Mouloid dijo, “Antes de que una persona se tome su medicina tiene otras dos prioridades. Primero tiene que comer y conseguir transporte para recoger su tratamiento. Si ambas no se combinan, la tercera prioridad se queda por el camino y la persona nunca recibirá su tratamiento.”

“Nuestro mayor problema en Mauritania es el estigma asociado al VIH", dijo Mouloid, explicando que las personas que viven con el VIH suelen abandonar los programas de tratamiento. Solo el 40 % de las personas que viven con el VIH en el país reciben un tratamiento que puede salvarles la vida. Mouloid lleva casi 20 años viviendo con el VIH y fue una de las primeras personas de Mauritania en tomar medicamentos antirretrovirales, en 2004. “Me he casado dos veces y tengo dos hijos que son seropositivos, de modo que soy un ejemplo de vida sana, pero las cosas son difíciles en nuestra sociedad", dijo.

La epidemia de VIH en Mauritania se concentra en las ciudades y en los grupos de población clave. La prevalencia del VIH entre los adultos ronda el 0,3 %, pero alcanza el 9 % entre los profesionales del sexo y el 23 % entre los hombres homosexuales y otros que tienen relaciones sexuales con hombres. Mauritania penaliza el trabajo sexual y las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, por lo que la gente tiende a esconderse. 

Para llegar a los grupos de población clave, SOS Pairs Educateurs, con la ayuda de las Naciones Unidas y sus socios, ha abierto recientemente un centro de acogida frente a la estación de autobuses de la capital (tienen otros ocho centros).  Un televisor suena en un rincón mientras los educadores inter pares se pasean charlando con un camionero. También se ha puesto en marcha un proyecto piloto de distribución de kits de autodiagnóstico del VIH que las personas pueden utilizar en la intimidad de su hogar. 

Sharif (no quiso dar su apellido)  explica que pasa regularmente a coger preservativos y a recibir información del consejero. “Viné aquí para saber más sobre la COVID-19 y otros riesgos para la salud”, dijo. Dijo que nunca se había hecho la prueba del VIH, que se proporciona gratuitamente, pero que estaba pensando en ello.

Según el Director de País de ONUSIDA para Mauritania, El Mustapha Attighie, estos actos de difusión son una forma de apoyar a los grupos vulnerables.

"El estigma obstaculiza nuestra respuesta al VIH y, si no se respetan los derechos humanos y se deja a la gente de lado, esto aumenta los riesgos de infección por el VIH", dijo. Añadió que el mandato de ONUSIDA establece claramente la defensa de los derechos y el tratamiento para todos y, como médico de formación, enfoca el debate hacia las personas que acceden a la atención de la salud.

Cree que Mauritania podría acabar con el sida en 2030. “Tenemos la oportunidad de convertir este objetivo en una realidad”, declaró. "Canalizar más dinero y medios donde está la epidemia, para acabar con ella y evitar que llegue a una población más amplia".

SOS Pairs Educateurs ha ampliado sus actuaciones para llegar a diferentes poblaciones. Fundó una escuela para los niños de la calle y para los que la han abandonado y organizó cursos de costura para niñas, así como un grupo de danza para adolescentes. "Aquí, para muchos, la realidad es que apenas hay esperanza, por lo que, el hecho de que los niños tengan éxito en la escuela o en la pista de baile, los anima y repercute en toda la familia", dijo el Director de SOS Pairs Educateurs, Djibril Sy. Creció en El Mina y aún vive allí, y asegura que innumerables personas se han beneficiado de su labor en los últimos 20 años. "Además de la esperanza, tratamos de inculcar el sentido de la autoestima", añadió, explicando ahora que quiere formar a los jóvenes en espíritu emprendedor.

A pesar del progreso, África occidental y central representa el 8 % de la población mundial, pero alberga el 12 % de las personas que viven con el VIH a escala global y experimenta el 22 % de las muertes asociadas al sida.