Reportaje
La relación poco conocida entre el cáncer de cuello uterino y el VIH
31 de mayo de 2019
31 mayo 201931 mayo 2019El cáncer de cuello uterino es el cáncer más común entre las mujeres que viven con el VIH.
El cáncer de cuello uterino es el cáncer más común entre las mujeres que viven con el VIH. Las probabilidades de que una mujer que vive con el VIH desarrolle cáncer de cuello uterino invasivo es hasta cinco veces más alta que la de una mujer que no vive con él. El riesgo general de que una mujer contraiga el VIH se multiplica por dos si tiene la infección por el virus del papiloma humano (VPH).
Entonces, ¿qué se puede hacer? Esta es una de las preguntas que se tratarán en una serie de eventos sobre el cáncer de cuello uterino que se celebrarán en la conferencia Women Deliver de 2019, que tendrá lugar del 3 al 6 de junio en Vancouver (Canadá).
Como sucede con el VIH, el cáncer de cuello uterino es una enfermedad de género y en la que se producen otras desigualdades. Estas dos enfermedades interconectadas ponen claramente de manifiesto la relación entre la desigualdad y la injusticia social y sanitaria. El 90% de las 311 000 muertes al año por cáncer de cuello uterino de todo el mundo se produce en países de rentas bajas y medias. Los países del África subsahariana son los que tienen la mayor incidencia, y también los que tienen la mayor incidencia de VIH. En Zambia, las tasas de cáncer de cuello uterino son casi diez veces más altas que en Australia, por ejemplo, y las mujeres tienen diez veces más probabilidades de fallecer de cáncer de cuello uterino en África oriental y del sur que en Europa occidental.
El cáncer de cuello uterino puede prevenirse y curarse si se diagnostica y trata a tiempo. Existen métodos eficaces para la prevención primaria del cáncer de cuello uterino, entre los que cabe destacar la vacuna para el VPH, pero no están disponibles para todo el mundo. En la actualidad, tan solo el 10% de las niñas de los países de rentas bajas y medias tienen acceso a la vacuna para el VPH; un porcentaje muy bajo comparado con el 90% de los países de rentas altas.
Los servicios se están ampliando y, en las zonas donde se han introducido programas a una escala suficiente, los esfuerzos para prevenir y tratar el cáncer de cuello uterino están dando resultados espectaculares. Gracias a la implementación exitosa de un enfoque combinado de vacunación, pruebas de detección y tratamiento temprano del VPH a gran escala, Australia está a punto de convertirse en el primer país del mundo en eliminar el cáncer de cuello uterino. En Escocia (Reino Unido), donde el programa de vacunación se introdujo hace unos diez años, se ha producido una reducción del 90% en la incidencia de células precancerosas, lo que ha conducido a una disminución drástica de las lesiones precancerosas de cérvix. Se trata de logros extraordinarios, y deberían ser universales.
“Salvar la vida de una mujer asegurándonos de que disponga de tratamiento antirretrovírico para el VIH y que, al final, muera de cáncer de cuello uterino es inaceptable”, afirmaba Shannon Hader, directora ejecutiva adjunta del Programa de ONUSIDA. “ONUSIDA centra su atención en derribar barreras y tender puentes entre los programas para el VIH y para el cáncer de cuello uterino porque sabemos que las sinergias salvan vidas”.
Aunque las mujeres que viven con el VIH corren más riesgo de desarrollar cáncer de cuello uterino, no se les realizan pruebas ni se las procura tratamiento de forma regular, incluso pese a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que se lleven a cabo inspecciones visuales sencillas y de bajo coste o métodos de tratamiento temprano simples y eficaces.
De acuerdo a estudios recientes a gran escala, en Malaui y Zambia a tan solo entre el 19 y el 27% de las mujeres de 30 a 49 años que viven con el VIH se les han realizado pruebas de detección del cáncer de cuello uterino.
Integrar los servicios de pruebas y de tratamiento del cáncer de cuello uterino en los servicios para el VIH y de salud sexual y reproductiva constituye una inversión inteligente. Las plataformas para el VIH son puntos de acceso que ya están preparados para los servicios para el cáncer de cuello uterino de bajo coste y para una cobertura sanitaria más amplia para las jóvenes y adolescentes.
Una importante lección de la respuesta al sida es que la sociedad civil y las comunidades tienen que situarse en un lugar central. Las redes de mujeres que viven con el VIH y los movimientos juveniles y en defensa de los derechos de la mujer son aliados formidables. Han luchado por una respuesta al sida basada en los derechos humanos, la justicia social y la salud y los derechos sexuales y reproductivos, y pueden movilizar, defender y crear una demanda de servicios. La sociedad civil también debe contribuir para que nos mantengamos en el buen camino para poner fin al estigma y la discriminación, incluyendo aquellos que se producen en entornos sanitarios. Las comunidades, por su parte, pueden proporcionar servicios directos para el VIH, el cáncer de cuello uterino y otras enfermedades.
La responsabilidad compartida y el liderazgo y responsabilidad de las naciones resultan fundamentales. Si los gobiernos, comunidades, donantes, sector privado, innovadores e investigadores aúnan esfuerzos, es posible crear importantes sinergias y salvar vidas.
ONUSIDA está trabajando con los colaboradores para garantizar que las políticas se fundamenten en las evidencias, que se establezcan objetivos ambiciosos y que se disponga de los recursos humanos y financieros adecuados. ONUSIDA está utilizando las plataformas políticas y programáticas de la Acción Acelerada como parte de la iniciativa para ampliar la prevención y el tratamiento del cáncer de cuello uterino y el VIH.
ONUSIDA está colaborando con iniciativas como el llamamiento global a la acción para la eliminación del cáncer de cuello uterino de la OMS, y forma parte de una renovada Colaboración para Poner fin al Sida y al Cáncer de Cuello Uterino junto con el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida y el Instituto George W. Bush.
“¡Ya es hora de hacer que el sida y el cáncer de cuello uterino pasen a la historia!”, concluía la Dra. Hader.