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Desde el lanzamiento de la Coalición Mundial para la Prevención del VIH hace poco menos de dos años, se ha logrado mucho. A través de la Coalición, los países han transformado la forma en que enmarcan, miden y organizan sus respuestas nacionales de prevención.

Los países prioritarios se han unido para reafirmar y fortalecer el liderazgo en materia de prevención. Se ha elevado al centro de la respuesta mundial un programa compartido de prevención primaria, se han alineado las respuestas nacionales con los objetivos mundiales y se han fortalecido las estrategias de prevención del VIH. Los países prioritarios informan de que la Coalición ha promovido un enfoque más sistemático y estructurado de la programación de la prevención, y que el mayor énfasis en la formulación coherente y orientada a los resultados de la prevención del VIH y el fortalecimiento de los marcos de rendición de cuentas ha contribuido a la ampliación de los programas.

El valor añadido de la Coalición ya es claramente visible en una serie de países prioritarios y más allá. Resulta alentador observar que los avances en la región de África oriental y meridional más afectada del mundo están impulsando el progreso mundial en la reducción de nuevas infecciones por el VIH. Este impulso inicial debe mantenerse urgentemente mediante el aumento de las inversiones, la mejora de la eficiencia, el aprovechamiento de la innovación y la integración, y el aprendizaje de nuestros éxitos, lo que nos permite seguir esforzándonos por subsanar las deficiencias persistentes en la cobertura de los programas y garantizar que los servicios y los programas comunitarios estén al alcance de todos los que los necesitan.