Stigma and discrimination


Press Statement
Mensaje de la Directora Ejecutiva de ONUSIDA en el Día de la Cero Discriminación 2021
01 Marzo 2021 01 Marzo 2021Este año el Día de la Cero Discriminación resulta especialmente conmovedor.
Al principio de esta pandemia nos hartamos de escuchar que los virus no discriminan. Sin embargo, una vez más estamos siendo testigos de que las crisis y las sociedades sí lo hacen.
La COVID-19 ha hecho aún más grandes las fisuras ya presentes en la sociedad. Hemos visto que las comunidades marginadas, ya al límite, son las que están sufriendo los mayores reveses económicos. Son las últimas a las hora de recibir los servicios que salvan vidas y, casi siempre, son los chivos expiatorios de la crisis.
Aun así, esta crisis nos ha demostrado una vez más que las comunidades excluidas son las que primero dan un paso al frente para ayudar. Con su experiencia por lo vivido, su empatía y su ingente insistencia, no se cansan de demostrar que la salud y la recuperación para todos sí son posibles.
ONUSIDA se une a las comunidades de todo el mundo para exigir un mundo igualitario. Decimos un NO rotundo a todas las desigualdades, ya sean por razón de género, ingresos, raza, discapacidad, orientación sexual, etnia o religión. Cualquier desigualdad no hace sino desfigurar nuestra sociedad y minar la justicia y la dignidad.
Pedimos poner fin a la discriminación, acabar con el estigma y hacer desaparecer la criminalización.
Retamos a todas las instituciones y a todas las personas influyentes no solo a no mostrar conductas discriminatorias, sino a adoptar un enfoque totalmente antidiscriminatorio.
La discriminación mata. Exacerba las situaciones de emergencia y perpetúa las pandemias.
El mundo aún está lejos de acabar con el sida para 2030 y no por falta de conocimiento, capacidad o medios, sino por las desigualdades estructurales que se interponen en el camino. Por ejemplo, cada vez más estudios nos demuestran que las leyes punitivas con relación a la orientación sexual duplican las posibilidades de contraer el VIH para los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. Derogar estas leyes es fundamental para acabar con la pandemia del VIH.
Asimismo, la discriminación contra los migrantes y otros grupos de población excluidos y estigmatizados está obstruyendo su acceso a las pruebas, el tratamiento y los cuidados que exige la COVID-19. Y esto perjudica a todo el mundo.
Somos testigos de cómo la discriminación que afecta a nuestros países está también ensombreciendo el panorama internacional. Al tiempo que empezamos a disponer de nuevas vacunas contra la COVID-19, la desigualdad que nos rodea es enorme. Únicamente 10 países han administrado más del 75 % de todas las vacunas contra la COVID-19. Por el contrario, aún hay 130 países que no han recibido una sola dosis. Sudáfrica ya habla del apartheid vacunal. Tal y como ha defendido el Secretario General de las Naciones Unidas, «la igualdad en lo referente a las vacunas es, en definitiva, una cuestión de derechos humanos... Mas el nacionalismo vacunal la niega». En todo el mundo, y en todos y cada uno de los países, hemos de valorar a todas las personas por igual: todas son igual de valiosas.
Acabar con las desigualdades nos permitirá avanzar en el respeto a los derechos humanos de todas las personas. Permitirá construir sociedades mejor preparadas para acabar con la COVID-19 y otras pandemias futuras. Nos permitirá apoyar la recuperación y la estabilidad económicas.
Hemos de garantizar el acceso de todas las personas a la atención sanitaria. Para ello, debemos proporcionar y financiar la sanidad pública. Y debemos acercarla a todo el mundo con respeto, sin exclusiones ni juicios.
Todos debemos denunciar cualquier forma de discriminación que observemos a nuestro alrededor. Todos debemos servir de ejemplo a los demás.
El disfrutar de un mundo más saludable, más seguro, más igualitario y más próspero depende solo de nosotros.
Me conmueve y me llena de orgullo el liderazgo mostrado por las comunidades a la hora de plantarle cara a la discriminación. Su determinación, su valor y su visión son nuestra guía. Iluminan nuestros pasos. Las Naciones Unidas están siempre ahí, en la retaguardia, como ese aliado inquebrantable para la igualdad.
Pongamos fin a las desigualdades. Pidamos para el mundo la cero discriminación.
Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA
Documents
Día de la cero discriminación 2021 — Poner fin a las desigualdades
25 de febrero de 2021
En el Día de la Cero Discriminación de este año, ONUSIDA quiere subrayar la imperiosa necesidad de emprender medidas para acabar con las desigualdades que siguen existiendo en todo el mundo con relación a los ingresos, el sexo, la edad, el estado de salud, el trabajo, la discapacidad, la orientación sexual, el consumo de drogas, la identidad de género, la raza, la clase social, la etnia y la religión.
Related
UNAIDS stands together with communities on Zero Discrimination Day

01 de marzo de 2025
Indicators and questions for monitoring progress on the 2021 Political Declaration on HIV and AIDS — Global AIDS Monitoring 2025
17 de diciembre de 2024
AIDS is at a crossroads: Take the rights path on Human Rights Day to end AIDS

10 de diciembre de 2024
Take the rights path to end AIDS — World AIDS Day report 2024
26 de noviembre de 2024
2024 global AIDS report — The Urgency of Now: AIDS at a Crossroads
22 de julio de 2024
Youth Next Level: guidance to strengthen sustainable youth-led HIV responses
19 de julio de 2024
Youth-led responses: a definition for stakeholders supporting youth leadership in the HIV response
19 de julio de 2024


Feature Story
Las personas que viven con el VIH en Kirguistán han adquirido el derecho a adoptar
12 Febrero 2021
12 Febrero 2021 12 Febrero 2021A finales de enero de 2021, el Tribunal Constitucional de Kirguistán decidió sacar el VIH del listado de enfermedades que hacen imposible que las personas puedan adoptar niños, asumir su custodia o convertirse en padres de acogida. La barrera a la paternidad para las personas que viven con el VIH en el país ha estado vigente durante muchos años.
Así, el cambio (logrado gracias al esfuerzo conjunto de activistas, abogados y defensores de los derechos humanos, pero, sobre todo, de las personas que en primera persona sufrieron la discriminación y decidieron luchar por sus derechos) supone una gran victoria sobre el estigma y la discriminación hacia los ciudadanos que viven con el VIH en Kirguistán.
Baktygul Israilova, quien aparece arriba en la imagen y lidera la red nacional de mujeres que viven con el VIH, es una de las muchas personas afectadas. Hace varios años, quiso adoptar un niño. «En aquel momento apenas entendía del todo la profundidad del problema. Estaba convencida de que, si reunía la documentación necesaria y la enviaba al departamento correcto, me tendrían en cuenta y valorarían positivamente mi ofrecimiento», recuerda la Sra. Israilova. «Soy ya madre de dos niñas maravillosas. Tengo un trabajo estable, así en en ese momento, la verdad, pensé que tenía todo a mi favor».
Cuando se enteró de que no podía adoptar un niño por su estado serológico, se quedó completamente en shock. «Ya estoy más que acostumbrada al hecho de que las personas que viven con el VIH son objeto constante de discriminación, mas ¿por qué no pueden ser padres y darle todo su amor y regalar sus cuidados a un niño de un orfanato?», se preguntaba.
En aquel preciso momento, la Sra. Israilova empezaba su camino como activista del VIH. «Hasta ese momento siempre tenía miedo de algo; lo primero de todo, de mi estado serológico. Me preocupaban mis hijas. Me asustaba no encontrar un trabajo. Tenía miedo de que la gente no me entendiera. Me aterraba el hecho de no conseguir nada en la vida. Pero entonces me cansé de sentir miedo. Aquel fue todo un punto de inflexión en mi vida. Ahí fue cuando públicamente reconocí mi estado serológico positivo y me convertí en la primera mujer del país en vivir abiertamente con el VIH».
De acuerdo con los datos recogidos por el Comité Nacional de Estadística de Kirguistán, en el año 2019 había mas de 2000 niños y adolescentes menores de 18 años privados del cuidado parental. De ellos, 592 eran huérfanos.
En 2018, la Sra. Israilova conoció a Svetlana Izambayeva, arriba en la imagen, una activista de la Federación Rusa que vive con el VIH y que fue una de las primeras mujeres de la Federación Rusa en dar a conocer públicamente que vivía con el VIH. La Sra. Izambayeva disponía de una extensa y exitosa experiencia en la lucha por hacer realidad el derecho a adoptar en su país natal. Precisamente por eso, asesoró a las mujeres de Kirguistán en su lucha.
Un caso similar había sido llevado ya a los tribunales de Kirguistán. Una abogada local, Ainura Osmonalieva, y otros abogados del bufete legal Adilet estuvieron intentando ayudar a una mujer que vivía con el VIH a lograr la custodia de su sobrino tras el fallecimiento de su madre.
Las activistas aunaron esfuerzos y recursos, y estudiaron todo el marco legal existente, las obligaciones internacionales, las convenciones ratificadas y la Declaración política de las Naciones Unidas para acabar con el sida, la cual el país se había comprometido a implementar. El proceso duró dos años. Activistas de otros países, sobre todo de la Red euroasiática sobre el sida, la ayudaron a recabar todas las pruebas necesarias. Las activistas subrayaron ejemplos de cambios en la legislación en tres países de Europa del Este: la República de Moldova, la Federación Rusa y Ucrania. La Oficina regional de ONUSIDA en Kirguistán apoyó los esfuerzos de defensa de la Red nacional de mujeres que viven con el VIH en todas las etapas y brindó apoyo técnico para fortalecer su capacidad defensora y organizativa.
La Sra. Israilova dijo que, cuando tuvo que hablar y defender su postura ante los jueces del Tribunal Constitucional, estaba plenamente preparada para seguir adelante. «Aun cuando la resolución hubiera sido negativa, no nos habríamos rendido. Lo habríamos seguido intentando una y otra vez hasta lograr un resultado de acuerdo con el cual cualquier persona que viviera con el VIH pudiera adoptar o tener la custodia de un menor».
«En el momento en que obtuve una respuesta positiva, me fui corriendo a casa y le conté a mis hijas lo que habíamos conseguido. Llevan años soñando con tener un hermano, e incluso tienen escogido su nombre. Mis hijas son mi luz, ellas son quienes iluminan mi camino. He logrado muchísimas cosas en la vida gracias a tenerlas a ellas. Y ahora debo preparar todos los documentos que necesito para llenar de felicidad la vida de otro pequeño», señala la Sra. Israilova.
Fotografías: ONUSIDA, noviembre de 2019
Region/country


Actualizar
Las actitudes discriminatorias hacia las personas que viven con el VIH están reduciéndose en algunas regiones y repuntando en otras
25 Enero 2021
25 Enero 2021 25 Enero 2021De entre los 151 países que comunican datos, 92 continúan criminalizando la exposición al VIH, su transmisión y la no revelación del estado serológico. Todo ello no supone sino graves violaciones de los derechos de las personas que viven con el VIH que, al mismo tiempo, frustran todos los esfuerzos realizados para controlar la epidemia del VIH. Estas leyes refuerzan el estigma y la discriminación de las personas que viven con el VIH y todas aquellas más vulnerables a contraer el virus. A la vez, ignoran y desoyen lo último que sabemos con relación a los daños y los riesgos relacionados con el VIH, ya que todas ellas ejercen un impacto muy negativo sobre la salud pública.
De acuerdo con los datos más recientes procedentes de encuestas a la población, si bien las actitudes discriminatorias hacia las personas que viven con el VIH no dejan de reducirse en algunas regiones, en otras, por el contrario, se está observando un repunte. Por ejemplo, en África oriental y meridional, las actitudes discriminatorias se han visto reducidas a niveles históricamente bajos en algunos países. En otras partes, sin embargo, un porcentaje preocupantemente grande de adultos continúa demostrando actitudes discriminatorias hacia las personas que viven con el VIH. En 25 de 36 países con datos recientes respecto a un indicador compuesto que incluye dos tipos de actitudes discriminatorias, más del 50 % de las personas de entre 15 y 49 años reconoció haber adoptado algún tipo de actitud discriminatoria hacia las personas que viven con el VIH.
Porcentaje de personas de entre 15 y 49 años que dan a conocer actitudes discriminatorias hacia las personas que viven con el VIH, países con datos disponibles, 2014-2019.
Datos únicamente con relación a mujeres de entre 15 y 49 años.
Fuente: Encuestas a la población, 2014-2019.
Nuestra acción


Feature Story
Desafía el estigma, persigue tu derecho a la salud
20 Enero 2021
20 Enero 2021 20 Enero 2021Las adolescentes y las mujeres jóvenes deben velar ante todo por su salud sexual y reproductiva, y luchar para acceder tanto a los servicios relacionados con la misma como a la información relativa a sus derechos. El estigma y las normas de género dañinas asociadas a la salud sexual y reproductiva y a los derechos no van a ningún lado, afirma Nyasha Phanisa Sithole, líder en materia de salud sexual y reproductiva y derechos humanos en Zimbabwe.
«Si vives con miedo al estigma, nunca lograrás acceder a estos servicios, porque ahora mismo aún estamos lejos de lograr un entorno libre de estigma», insiste.
La Sra. Sithole pertenece a Athena Network. Trabaja como defensora de derechos y salud sexual y reproductiva, y es líder regional en lo que a la defensa, el liderazgo y la formación de mujeres jóvenes se refiere. Desde el papel que desempeña, está convencida de que todo el mundo puedo aportar su granito de arena para cambiar su statu quo e influir en la toma de decisiones.
«Mi historia es una más de las muchas que existen. Soy esa adolescente que, a los 16 años de edad, necesitaba acceder a los productos básicos para prevenir el VIH, pero solo tenía los preservativos a mi alcance y, en ocasiones excepcionales, profilaxis previa a la exposición», relata la Sra. Sithole recordando su adolescencia.
A pesar de esta historia, que es una habitual, es fundamental satisfacer las necesidades relacionadas con los servicios para el VIH, la salud sexual y reproductiva, los derechos y la violencia de género en las regiones de África oriental y meridional.
Las adolescentes y las mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años representan el 29 % de las nuevas infecciones por el VIH entre adultos de 15 años en adelante en las regiones de África oriental y meridional, si bien este grupo solo constituye el 10 % de la población total. Dicho porcentaje se traduce en 3600 nuevas infecciones por el VIH a la semana entre chicas adolescentes y mujeres jóvenes en la región, una cifra que es más del doble de la observada entre los hombres jóvenes de la misma edad (1700 semanalmente).
El estigma y la discriminación a los que se enfrentan las personas jóvenes, sobre todo las adolescentes y las mujeres jóvenes, a la hora de acceder a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva crean grandes barreras a distintos niveles, entre ellos el individual, el interpersonal, el comunitario y el social.
Asimismo, entre las violaciones de los derechos a la salud documentadas están el revelar sin consentimiento el estado de salud, el negar a una persona el acceso a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva, y el ejercer violencia psicológica al respecto.
En el año 2014 la Sra. Sithole se infiltró como una paciente secreta en un centro de atención sanitaria para jóvenes situado en Harare, la capital de Zimbabwe, en un distrito repleto de zonas residenciales y escuelas. La primera persona con la que se topó en el centro fue un guarda de seguridad nada discreto.
«Me preguntó: “¿Qué necesitas?“ Una prueba de detección del VIH, le contesté yo. Y ahí volvió a preguntarme: ¿“Asi wakarumwa?” Que en español significa algo así como “¿Te han metido el veneno? En Shona, este es el lenguaje de la calle que se utiliza para hablar de alguien que tiene una enfermedad de transmisión sexual», cuenta.
Si no hubiera estado bien informada de la situación, la Sra. Sithole confiesa que habría entrado en pánico. «Es algo que te puede hacer sentir miedo o echar para atrás, porque te dices a ti misma: “Es solo un guarda de seguridad. ¿Por qué se burla de mí y de mi situación?“. Porque, párate a pensar, imagina. Si yo verdaderamente tuviera un problema médico que quisiera solucionar, ¿qué pasaría entonces?».
La Sra. Sithole explica que, muchas veces, los proveedores de salud miran con desdén a las adolescentes y mujeres jóvenes que quieren acceder a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva. Incluso las juzgan y preguntan: «¿Cuántos años tienes y para qué necesitas los preservativos o los métodos anticonceptivos?».
En lo que respecta al estigma derivado del acceso a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva, las organizaciones de la comunidad desempeñan un papel clave para las adolescentes y las mujeres jóvenes. Estas organizaciones capacitan mediante la información en materia de derechos y salud sexual y reproductiva, y las derivaciones de unos servicios a otros.
Sin embargo, la COVID-19 ha impactado enormemente en la gran labor de estas organizaciones en Zimbabwe, país en el que se impuso el confinamiento para frenar la propagación del virus.
«En mi opinión, ningún Gobierno fue justo a la hora de imponer las fuertes restricciones a todas y cada una de las organizaciones que trabajaban en la comunidad», afirma la Sra. Sithole, y añade, además, que este proceder repercutió muy negativamente en el acceso de los jóvenes a los servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva.
Con el fin de mitigar los riesgos, la Coalición Mundial para la Prevención del VIH, coorganizada por ONUSIDA y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, se subió a bordo para proporcionar apoyo económico y técnico a Athena Network en diez países, entre ellos Zimbabwe, para establecer enlaces y promover la iniciativa What Girls Want (lo que quieren las chicas) en cada país. Durante la pandemia de la COVID-19, las defensoras de la iniciativa, que eran chicas adolescentes y mujeres jóvenes, movilizaron a sus iguales para llevar a cabo debates a través de WhatsApp y hablar de los problemas a los que se enfrentan y para los que buscan el apoyo de sus iguales.
La Sra. Sithole está convencida de que los Gobiernos deberían invertir en elaborar y modificar las políticas existentes con el fin de crear un entorno propicio en el que las adolescentes y las mujeres jóvenes puedan tener acceso a la información, los servicios y derechos relacionados con la salud sexual y reproductiva.
Por grandes que sean el estigma y la discriminación que surgen ante la búsqueda de servicios relacionados con los derechos y la salud sexual y reproductiva, la Sra. Sithole no se cansa de decir que las adolescentes y las mujeres jóvenes deben darse cuenta de su enorme poder y recurrir a la red que las ampara para conseguir lo que necesitan.
«Piensa en tu vida, porque es muchísimo más importante que todo lo demás. Por lo que, pase lo que pase a tu alrededor, si sabes que hay un servicio al que puedes acceder, no lo pienses, vete», aconseja.
Region/country


Actualizar
El lograr los objetivos propuestos por ONUSIDA con relación a las barreras sociales y legales podría ahorrar 440 000 muertes relacionadas con el sida
11 Enero 2021
11 Enero 2021 11 Enero 2021ONUSIDA ha instado a todos los países a invertir mucho más en las respuestas mundiales a la pandemia y a adoptar un nuevo conjunto de ambiciosos pero factibles objetivos para el VIH de cara a 2025 (en inglés).
Se llevó a cabo un análisis centrado en los estudios disponibles que han medido cuantitativamente el impacto negativo que tanto el estigma y la discriminación como la criminalización del trabajo sexual, el abuso de drogas y las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo tendrían sobre los esfuerzos para la prevención, las pruebas y el tratamiento para el VIH.
Dicho análisis sugiere que el no progresar en lo referente al estigma y la discriminación relacionados con el VIH minaría todos los esfuerzos realizados para lograr los objetivos relacionados con las pruebas, el tratamiento y la supresión de la carga viral para el VIH, lo que nos llevaría a 440 000 muertes adicionales relacionadas con el sida entre 2020 y 2030. Asimismo, se observa que el no lograr avances en cuanto a los facilitadores sociales menoscabaría sobremanera los esfuerzos para lograr los objetivos relacionados con la prevención del VIH, y esto se traduciría en 2,6 millones de nuevas infecciones adicionales por el VIH a lo largo del mismo período.
Nuestra acción


Feature Story
Un rayo de esperanza desde Tiraspol
06 Enero 2021
06 Enero 2021 06 Enero 2021La batalla de Nadezhda Kilar contra sus proveedores de servicios sanitarios empezó hace ya varios años. «No estoy para nada de acuerdo con la forma en que se presta en nuestra ciudad la atención obstétrica a las mujeres que viven con el VIH», destaca la Sra. Kilar. «Desde el momento de la admisión en el centro hasta el alta, hubo una constante violación de derechos».
La Sra. Kilar, quien vive en Tiraspol, en la República de Moldavia, lleva muchos años viviendo con el VIH. Sigue un tratamiento antirretroviral que ha logrado suprimir su carga viral hasta alcanzar niveles indetectables, pero durante el embarazo y el parto fue totalmente aislada. De hecho, estuvo en una sala de aislamiento, dio a luz en una sala de partos separada y, una vez que tuvo a su bebé en los brazos, la trasladaron a una habitación con barrotes en las ventanas especial para mujeres que viven con el VIH.
«Todas las demás mujeres salían del paritorio por la puerta delantera, y allí las esperaban sus familiares con flores y un fotógrafo. En mi caso, me hicieron salir por la puerta de atrás, que es donde están todos los cubos de basura», recuerda.
Y la discriminación no terminó con ella. «Pese a que mi hijo no tiene el VIH, en el hospital de maternidad el niño estuvo solo en una habitación separada y especial en la que llegaron a colgar un cartel que decía: “Contacto VIH“. ¿Por qué un niño debe soportar un estigma así?», se lamenta la Sra. Kilar.
«Quiero que mi próximo hijo nazca en un hospital de maternidad normal. Y no me cabe ninguna duda de que así será. Para que el cambio se produzca aún es necesario hacer muchas cosas, pero lo más importante es que debo defender mis derechos», afirma convencida.
La relación entre la Sra. Kilar y su marido comenzó a romperse cuando él adoptó una actitud violenta contra ella. Durante un largo tiempo aguantó y no hizo nada al respecto, ya que justificaba la violencia de su esposo pensando que esta era la norma dominante en los matrimonios. «Mi padre solía pegar a mi madre. De hecho, en dos ocasiones yo misma acabé en el hospital como consecuencia de una paliza por parte de mi progenitor». Perdida y sin saber qué hacer, se fue sumiendo en una depresión cada vez más y más profunda. «Perdí las ganas de vivir», confiesa.
Sin embargo, poco a poco empezó a ver la luz. Algo fue cambiando. Cuando fue consciente de que sola no podía lidiar con sus problemas económicos, la violencia de la que era objeto y su enorme depresión, siguiendo el consejo de una asesora de iguales de la clínica del VIH a la que asistía en Tiraspol y que conocía bien por lo que estaba pasando, decidió unirse al programa Women's Mentoring, junto con otras 20 mujeres que también vivían con el VIH y que procedían de distintas comunidades de la zona. El programa Women's Mentoring, un proyecto conjunto de ONU Mujeres y ONUSIDA apoyado por el Gobierno de Suecia, trabaja con asesores y mentores de iguales para ayudar a las mujeres que viven con el VIH a comprender e identificar sus problemas, conocer sus derechos y contar con apoyos para luchar contra la violencia y la discriminación.
«Entonces entendí que ya nada volvería a ser como antes. Me di cuenta de que no iba a volver a tolerar sus golpes», detalla la Sra. Kilar.
Desde el año 2019, la Sra. Kilar trabaja como vendedora y, además, ha sacado tiempo para ir a la universidad y estudiar para ser profesora. «Mi vida no es nada fácil. Apenas duermo por la noche, pero he ganado confianza, y hoy me siento capaz de solucionar los problemas por mí misma», expresa.
Iren Goryachaya, coordinadora de programas del programa Women's Mentoring, insiste en que el programa ofrece una amplia variedad de servicios. «No solo nos preocupamos de la problemática de la discriminación en una institución sanitaria y lideramos la lucha contra la violencia. Aquí vemos a la mujer como una persona a la que nos aproximamos desde diferentes perspectivas. En primer lugar, es muy importante ayudar a las mujeres a aceptar su estado serológico y superar el estigma que tienen contra ellas mismas. Sin ello, es imposible conseguir que los médicos o los hombres se acerquen a ellas de forma diferente».
«Habitualmente, las mujeres que viven en la República de Moldavia tienen un acceso insuficiente a información fiable respecto al VIH. En la actualidad, aún no son capaces de defender su derecho a mantener relaciones sexuales seguras. Dicha situación continúa agravándose como consecuencia de diversas formas de violencia, incluyéndose aquí la sexual, la mayor violación de los derechos de las mujeres y el comportamiento controlador de muchos hombres. Y todo ello no hace sino impedir que las mujeres tengan la oportunidad de defender su derecho a la salud», señaló Svetlana Plamadeala, representante de ONUSIDA para la República de Moldavia.
A día de hoy, la Sra. Kilar mira al futuro con seguridad y confianza. «Me siento una mujer libre. Hago lo que quiero. Mis hijos están creciendo en un ambiente seguro. No me preocupo por mi diagnóstico del VIH. Si decido tener otro hijo, daré a luz en un hospital normal y corriente».